martes, 13 de noviembre de 2012

La Complejidad en tres miradas


I  Mirada introductoria 

Advertencia: La intención de este trabajo reflexivo y ensayístico (espero lograrlo) no es la de poder hacer grandes definiciones y categorizaciones que permitan ordenar mis pensamientos, los que por su fragilidad temporal perduran distorsionados en lo efímero de mi presente. A continuación trataré de que estos fragmentos difusos de pasado en mi memoria puedan entregar algo al presente de quien lo lea, aunque me preocupa más el poder plasmar en los escritos que siguen, mi propia experiencia en un curso que sin duda me hizo reflexionar de forma permanente y placentera. También debo asumir que el mundo aún se resiste a ser conocido y comprendido por las categorías que se oponen a abandonarme, estas estructuras mentales me exigen constantemente definir y explicar lo que sucede, sin pensar en lo que me sucede.

Veamos si el siguiente fragmento (poema incluido) me permite pensar de otro modo:

“Hay quienes afirman que los cuatro grandes poetas de Chile son Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Vicente Huidobro y Pablo de Rokha; otros que son Pablo Neruda, Nicanor Parra, Vicente Huidobro y Gabriela Mistral; en fin, el orden varía según los interlocutores, pero siempre son cuatros sillas y cinco poetas, cuando lo más lógico y lo más sencillo sería hablar de los cinco grandes poetas de Chile y no de los cuatro grandes poetas de Chile. Hasta que llegó el poema de Nicanor Parra, que dice así:
Los cuatro grandes poetas de Chile son tres: Alonso de Ercilla y Rubén Darío.” (Bolaño, 2011)

En este fragmento del libro “Entre Paréntesis”, publicado por Anagrama el año 2004, Roberto Bolaño rescata el poema de Nicanor Parra que zanja de manera brillante la discusión de críticos literarios que pretendían establecer rankings categorizantes en el panteón de la poesía chilena. A Parra claramente no le interesa la pugna por un sitial en el Olimpo, por lo mismo, utiliza un poema de uno de sus competidores, Vicente Huidobro, para dejar claro que desde el punto de vista del poeta es ridícula la obsesión por establecer definiciones y exclusiones fútiles. Lo interesante del poema de Parra radica en que al decir que los grandes poetas de Chile son extranjeros (español y nicaragüense, respectivamente), contesta correctamente al cuestionamiento, ambos son poetas de Chile, aunque no chilenos. Además de darles una lección de análisis literal, el poeta les muestra a todos que el conflicto es totalmente artificial, careciendo de sentido toda clasificación y cuantificación. A continuación presento el poema original de Huidobro, el que aparece en su libro Altazor (1919) en el que se mofa de la lógica matemática:

“Los cuatro puntos cardinales son tres: el sur y el norte.” (Huidobro, 1999)

La literatura tiene un lugar privilegiado para mí, y más en estos momentos en los que pretendo manifestarme acerca de y desde la complejidad.  Por lo mismo, aseguro que lo complejo ya está presente en el mismo acto de entramar palabras, en la exigencia que esto le impone a mi memoria, a mi invención y a mi ficción con respecto a un pasado que actualmente está y no está conmigo, por tanto, que requiere ser pensado, y no sólo eso, también plasmado por escrito.

Si bien antes de empezar este curso miraba el mundo y la vida como fenómenos complejos imposibles de categorizar definitiva y verdaderamente, complejidad y educación me autorizó académicamente a ratificar que mi visión de las cosas contaba con un sustento teórico-conceptual y que no estaba tan perdido en mi forma de ver las múltiples manifestaciones de la vida. Ésta, la única, se resiste a ser explicada, se resiste a ser definida, se resiste a ser normalizada, se resiste a ser apresada por lo positivo, se resiste a ser simplificada. La ciencia, desde Bacon y Descartes, ha tratado de dominar la vida e impedir el desorden y el caos, claro, de la mano con idearios de raigambre no solo filosóficos y científicos, sino que también de corte político-económico. Una forma de pensar el mundo no solo para comprenderla, sino que para dominarla, con los hombres incluidos en esta empresa tendiente a ordenar, mediante los mecanismos que sean necesarios, tanto a seres inertes como animados, incluyendo aquí al hombre como principal animal a domesticar y simplificar.

El comenzar el curso con una película que nos presentaba  a Edgar Morin, me ayudó a resolver una de las principales dudas que tenía con respecto a las disciplinas científicas y su forma violenta de separar lo que no se debería. Me era muy difícil en el film documental, poder separar la vida de la obra del autor. Primera lección importante: la obra de un autor no debe ser separada de la obra de quien la elabora y la vive. No me imaginaba a Morin escribiendo sus textos sólo desde el derecho (en un primer momento), desligados del contexto histórico y de los intereses y sentimientos que lo embargaban. Aquí me resuenan muchas experiencias vividas años atrás y me parece pertinente en este momento del texto comentar alguna.
Experiencia política:

En la Escuela de Historia de la universidad donde estudié pre-grado, cargada por su pasado de combatividad ante la dictadura militar de Augusto Pinochet Ugarte, no es fácil mantener la independencia y autonomía política. La membresía tendenciosa es casi una obligación. Recuerdo algún diálogo con un 
compañero de carrera:

-Compañero: ¿Eres comunista compañero?

-Gabriel: No, creo que no. No milito en ningún partido, y no me interesa pertenecer a ninguno.

-Compañero: ¿Pero cuál es tu ideario? ¿Eres marxista, comunista, socialista, trotskista, anarquista, socialdemócrata, facho?

-Gabriel: No sé, creo que de ninguno. Pero me interesa saber en qué consiste cada uno. Además, creo que no es fundamental adherirse a uno de estos idearios.

-Compañero: Pero compañero, tienes que saber a cuál, para poder hacer algo y cambiar las cosas, el Estado, la justicia, etc.

-Gabriel: Por qué tengo que pertenecer a uno de estos idearios, no me siento preparado, soy muy joven aún para tener las cosas claras, y creo que quizá nunca las tenga. Además, pienso que mis aportes a los cambios que planteas no dependen de la pertenencia a alguno. Yo también quiero hacer algo para generar esos cambios, es más creo que hago cosas.

-Compañero: Eso es perder el tiempo.

-Gabriel: Prefiero perder el tiempo pensando todos estos idearios y ninguno, tengo mis propios pensamientos y valores. No necesito que venga un partido o un autor en particular a decirme lo que tengo que hacer, decir, y cómo comportarme.

-Compañero: Necesitas definirte, pertenecer a algo.

-Gabriel: Prefiero mantener mi autonomía, mi libertad de pensamiento y de acción. Además, los cambios no pueden ser mirados sólo desde la política o de la filosofía. No se puede pensar un cambio desde unas pocas disciplinas. Hay que mirar el mundo de una manera más global, sistémica.

-Compañero: Y después cuando nosotros hagamos alguna revolución tú te subirás al carro de la victoria.

-Gabriel: ¿Y quién te dice que podrás hacer una revolución sólo con tu partido? No son la única opción posible y los que están fuera del tuyo o de cualquiera son más importantes que los partidos y los grupos de vanguardia a los que crees pertenecer.

-Compañero: ¿No has leído a Marx?

-Gabriel: Claro que sí, y también a Lenin, a Gramsci, a Trotsky, a Kropotkin, a Nietzsche, a Foucault, a Bakunin, y a muchos otros, y creo que todos tienen algo importante que aportar, no estoy dispuesto a cerrarme a un autor o línea político-filosófica. Me importa más saber lo que dice Marx que seguirlo, no tengo que seguir a nadie.  Lo que pienso ahora puede cambiar y no tengo problemas con asumirlo. Cada uno piensa desde su presente. Me interesa conocer mejor a Marx, pero me interesa aun más conocer o tratar de conocer mi sociedad, prefiero estar en las calles, atento a lo que sucede sin tratar de definir sus causas o consecuencias. Hace falta la teoría, para que te haga pensar y conocer lo que se ha pensado antes, pero no se puede dejar que sólo la teoría explique el presente, toda teoría es sesgada. Tener los ojos bien abiertos, sin prejuicios es más importante que haberse leído todo El Capital.

-Compañero: Bueno, ya entenderás lo que significa.

-Gabriel: Espero que así sea, y si no lo consigo no sería extraño.

Podría seguir con el diálogo, pero ya es suficiente como para justificar lo planteado con anterioridad. Edgar Morín me entrega el sustento para pensar libremente, teniendo en consideración que no se puede pensar el mundo desde pequeñas parcelas, disciplinas que con una gigantesca maleta llena de conceptos y métodos nos definen qué, cómo, cuándo y por qué de lo que sea en el mundo.

Me resisto a ver el mundo, la naturaleza o la sociedad sólo desde un autor o de un ideario determinado. El mundo es complejo y no debe ser clasificado, la vida es compleja y no debe ser simplificada, el universo es complejo y no debe ser racionalizado,…  es más, me atrevo a plantear que el mundo y el hombre se resisten a ser resumidos, pero… cómo saberlo a ciencia cierta.

En muchos periodos me he sentido un tanto raro por no pertenecer a ciertos grupos que comparten visiones y misiones en común, pero visiones preconcebidas y a cuya construcción no he sido invitado a participar. La juventud necesita pertenencia, identidad; sentirse parte de algo. ¿Cómo es posible que un joven que estudia Historia no tenga clara su tendencia política y que se sienta parte de todas y de ninguna? ¿Cómo puede ser que a un joven le guste el hip-Hop, el rock, el punk, el heavy metal, la salsa, la música clásica, y todo al mismo tiempo? Hay personas que no lo entienden y no pretendo explicar por qué, aunque la tentación de utilizar los nexos causales se presentan en cada momento: porque, ya que, pues, puesto que, debido a. Nuestras formas de pensar y expresar el mundo que vivimos han sido marcadas a fuego en nuestras maneras de comunicarnos, por lo que las palabras insisten en ser integradas para pensar, explicar, identificar y describir. Aquí es necesario un cambio rotundo de mentalidad, sin esperar a que las comunidades científicas reconocidas nos permitan situarnos en y desde la complejidad que nos conforma y rodea. Se requiere un gran desplazamiento de la mente, una metanoia que nos permita cambiar de paradigma, cuestionarnos lo que sabemos y lo que somos, sin temor a la incertidumbre. Por lo menos se tiene la certeza de la propia vida, aunque no podamos explicarla ni conocer sus causas primigenias.

¡Pregunta sorpresa!

I- Item de selección múltiple

1-     ¿Cuál es el origen del universo?
a-     La palabra divina
b-     El Big-Bang
c-      No tiene origen
d-     Cómo saberlo
e-     No sirve de nada saberlo

¿Cuál es la respuesta que daría una persona considerada inteligente por la ciencia moderna? La ciencia nunca podrá comprobar de manera definitiva ninguna de las respuestas anteriormente entregadas, aunque podría entregar cálculos matemáticos que le permitieran sostener probablemente una de las opciones. La complejidad permite asumir ciertas imposibilidades de conocimiento para el hombre, las que por muy avanzada que esté la ciencia en términos técnicos nunca podrá sortear. Incluso las realidades que se quieren explicar podrían ser no más que ficciones y realidades inventadas.


II  Mirada desde la ciencia-ficción ficción-ciencia.

Recordemos que durante muchos periodos históricos (principalmente en el s.XX) la producción científico-técnica, junto con sus formas de divulgación, le dieron a  la ciencia-ficción el status de expresión artística, sin reconocer en ella los diversos aportes que le podía entregar a su propio desarrollo.   No es de extrañar que en la actualidad ya hayamos sido testigos de la aparición de tecnologías que hace más de tres décadas eran vistas como fantasías y que estaban presentes sólo en este tipo de literatura. La comunidad científica se resistía a ver más allá de sus propias narices y desplazaban a esta forma de ver el futuro, ya que era una ilusión científica al igual que las humanidades. ¡Pero qué nexo interesante se perdieron! Una visión de la ciencia en la cual se integraban elementos de las ciencias humanas con una proyección de lo que serían sus vidas con una tecnología más avanzada. Sin duda que la literatura, y la novela específicamente, ha sido uno de los medios más importantes por los cuales se han divulgado pensamientos que no necesariamente son aceptados por quienes detentan el poder tanto político como científico.

“¿Puede haber vida inteligente en la superficie de una estrella de neutrones? ¿Podemos llegar a estrellas que distan varios años luz de nuestro sistema solar? ¿Existe el monopolo magnético? ¿Es posible enviar un mensaje al pasado modulando un haz de taquiones? ¿Puede desarrollarse una inteligencia artificial con la personalidad de Sigmund Freud o de Albert Einstein?

Por lo que hoy sabemos, todas estas preguntas tienen la misma respuesta: un categórico no. Pero el hecho de que la ciencia nos niegue estas posibilidades no impide que sea factible especular sobre ellas u otras parecidas” (Barceló, 2003).

La ciencia-ficción es el lugar desde el cual se especulan las posibilidades del futuro y es la palestra desde la que se pueden cuestionar sistemas, poderes, valores y hegemonías que impiden pensar y expresar pensamientos divergentes. Ejemplos sobran al respecto. Difícil es olvidar la novela 1984 de George Orwell, donde el gran hermano utiliza tecnologías de control mental y vigilancia que son un fiel reflejo de las tecnologías que nos acompañan diariamente. Recordemos que es una novela editada en el año 1948, año en que la sociedad occidental no veía como factible un escenario con ese nivel de desarrollo tecnológico e informático. O cuando leíamos novelas en las cuales aparecían máquinas robóticas con cuerpos humanos, que caminaban, hablaban y seguían órdenes de quienes las programaban. Si bien esta realidad aún nos maravilla, sabemos que ya está desarrollada en algunos laboratorios y que en el corto plazo se podrá acceder a ella.

La novela Un mundo feliz de Aldous Huxley nos entrega otro ejemplo de lo mismo. Los cultivos humanos y la hipnopedia, ya desarrolladas e implementadas en la actualidad, eran tecnologías desconocidas por la sociedad civil y poco tomadas en cuenta por la comunidad científica de los años treinta, pero ya sorprendían a los lectores desarrollando su imaginación y, lo que es fundamental, su conocimiento científico. La ciencia-ficción nos ha entregado la posibilidad de pensar el mundo de formas impensadas por los tribunales de la verdad, de una manera entretenida e integrada, donde la filosofía, la biología, la física, la matemática, el derecho, la política, el arte, la educación, la sociología… están presentes y puestas al servicio de quien las quiera pensar, a pesar de no ser reconocidas como tales por estar en una producción artística.  Sagan, Asimov, West, Bradbury, Clark, Verne, y muchos otros literatos-científicos nos han legado una tradición literaria que nos permite atrevernos a enfrentar los convencionalismos desde lo incierto, desde lo no-comprobable, desde lo complejo, desde lo indefinible, desde lo impredecible.

La gaya ciencia se ha visto obligada en las últimas décadas a reconocer en la ciencia-ficción una posibilidad de masificar sus conocimientos y teorías de forma didáctica y educativa. En muchas universidades de los Estados Unidos, la ciencia-ficción ha logrado ingresar con cursos que ligan las ciencias sociales, la política y/o la ética, con la informática, la astrofísica y/o las ciencias duras, pero claro, sin darle aún la categoría de ciencia pura. Quién sabe si en algún momento se abre el claustro.


III  Mirada desde la educación

El no pensar las universidades o las instituciones educativas como sistemas, implica un enceguecimiento realmente obtuso. Toda institución educativa, por sus características de estructura, funcionamiento y contenido, es eminentemente compleja, y debe ser asumida como tal.

Como sabemos, la escuela está dominada desde hace muchos años por un tipo de pensamiento ligado a la racionalidad técnica conformada por las ideas de orden y progreso. Orden normativo creado desde las cúpulas de poder para controlar a los seres humanos, haciéndolos dóciles y útiles, pulidos de toda  impureza, para que lleguen al mundo del trabajo rectos, sin desviaciones y competentes para ser eficaces y productivos. No hay interés en generar seres pensantes. Ejemplos en Chile sobran al respecto. El año 2011, se supo de la noticia de que el Ministerio de Educación decretaba eliminar horas lectivas de Artes, sumándolas a las de Educación Musical, en algunos cursos de primaria. El diario electrónico El Ciudadano, al igual que muchos otros, nos advierte de esta oscura jugada.

“El gobierno de la Alianza Por Chile da otro golpe bajo a la educación. Por debajo, en medio de la gran movilización estudiantil del 2011, el presidente Sebastián Piñera y el defenestrado ministro Joaquín Lavín firmaron el 18 de julio último un decreto que disminuye las horas artísticas”. (El ciudadano, 2011)

Pero estas prácticas no son aisladas; ya un año antes el mismo ministro pretendió hacer algo similar con las horas de Ciencias Sociales.

“anunciándolo como “el cambio más grande en el horario escolar desde la implementación de la Jornada Escolar Completa”. El plan buscó tener más horas de lenguaje y matemáticas en desmedro de Historia. (El ciudadano, 2011)

La historia es larga: primero se comenzó con la reducción de horas de Filosofía, después con Historia y ahora con Artes y Música. Las competencias de empleabilidad, al parecer, llegaron para quedarse. Es la creación de estructuras curriculares que apuntan a entregarle al sistema y a la empresa lo que quiere: autómatas sin identidad que piensen linealmente y de manera parcelada la realidad que viven. Lo que se pretende con estas medidas es, sin lugar a dudas, el generar una formación para la productividad, creando mano de obra barata que pueda cumplir tareas y órdenes (eficazmente) y repetirlas sin criticar ni cuestionar su pertinencia, esto debido a la falta de herramientas para hacerlo. Sus consecuencias pueden ser variadas, múltiples y altamente complejas.

La educación y las instituciones que se encargan de ella tienen que tener altos grados de autonomía y de posibilidades de pensarse a sí mismas. Y al igual que las Organizaciones Inteligentes de Peter Senge, tienen que aprender a pensarse sistémicamente, para generar tanto aprendizaje individual como colectivo, apoyados en una visión construida y asumida responsablemente por la organización toda, tratando de que las estructuras mentales arraigadas dejen paso a un tipo de desarrollo educacional pensado desde una mirada de complejidad e incertidumbre, pero para esto no solo se requiere un cambio mental (metanoia), sino que también de políticas educativas sensatas que no se piensen solo como respuesta a la demanda del mundo empresarial, caracterizado por su pensamiento lineal, cerrado, simplificador y cercenador de reales posibilidades de hacer de este mundo algo mejor.

“sólo hay una institución que tiene este impacto y esa es la escuela. No solo las universidades, creo que también las escuelas primarias y secundarias, todo el proceso educativo tiene que ser sobre la comprensión de los sistemas y de la comprensión de la sostenibilidad.” (Senge, 2010).

La tarea no es fácil y somos los docentes, los estudiantes, las familias y la sociedad en su conjunto, los responsables de hacerles ver, o bien de exigirles a las autoridades, que las políticas para la educación tienen que basarse en un desarrollo conjunto y participativo, en un acuerdo de todos los actores implicados en el complejo sistema social.


Bibliografía

Barceló, M. (abril-septiembre de 2003). Quark. Ciencia, Medicina, Comunicación y Cultura. Recuperado el 2012 de Enero de 2, de Quark. Ciencia, Medicina, Comunicación y Cultura.: http://quark.prbb.org
Bolaño, R. (1 de agosto de 2011). Rafael Suarez Plácido. El descubrimiento del Bósforo. Recuperado el 23 de enero de 2012, de Rafael Suarez Plácido. El descubrimiento del Bósforo: http://minombre.es/rafasuarez/archives/1547
El ciudadano. (noviembre de 2011). Elciudadano.cl. Recuperado el 2 de Enero de 2012, de Elciudadano.cl: http://www.elciudadano.cl
Huidobro, V. (1999). Vicente Huidobro. Recuperado el 23 de enero de 2012, de Vicente Huidobro: http://www.vicentehuidobro.uchile.cl/altazor.htm
Senge, P. (2010). Peter Senge, conferencista internacional sobre desarrollo sostenible. (T. J. Crissien, Entrevistador)


lunes, 9 de abril de 2012

Observación de pares en la evaluación docente

3. Gestión de la información a partir de búsquedas especializadas sobre evaluación educativa.


Uno de los grandes problemas de la Evaluación Docente radica en los sesgos que se pueden presentar en los juicios y conclusiones emanados de la aplicación de un instrumento evaluativo. Uno de los mejores métodos para evitar estos dilemas es la utilización de la técnica 360º , pues su mirada completa de lo evaluado hace que los resultados del proceso se sostengan en la triangulación  de miradas implícita en esta propuesta. El 360º aporta a la Evaluación Docente la obtención de datos del Equipo Directivo, de los alumnos, del propio participante y de sus pares. Por lo mismo, es una visión completa puesta al servicio de la mejora de los procesos de enseñanza-aprendizaje a partir de la Evaluación Docente.

De todas las miradas evaluativas que conforman el 360º, en este escrito me interesa profundizar en la importancia de la evaluación de pares. A mi parecer, lo que pueden aportar los docentes pares al mejoramiento de la calidad de la enseñanza es fundamental. Siempre "es importante saber cómo nos perciben los demás, tengan razón o no, ya que la percepción de los demás influye en el propio comportamiento" (Bizquerra, Martínez, Obiols & Pérez, 2006), además, "si la opinión de los demás es inexacta conviene saberlo, pensar en los motivos que explican estos errores perceptivos y rectificar para que su opinión sea correcta" (Bizquerra, Martínez, Obiols & Pérez, 2006). Lo que ve un par en el desempeño de la función de un docente, es útil tanto para el participante como para el evaluador. Lo que éste puede aprender  del desarrollo de una clase es mucho más significativo que lo que puede extraer de un texto, tutorial u orientación académica o metodológica. Si bien es una forma de aprendizaje bidireccional muy efectiva, para que cumpla su función se necesita de algunas garantías a la hora de ser aplicado. El no tenerlas presentes puede acarrear un proceso viciado y, por tanto, resultados poco confiables.

En primer lugar, la evaluación de pares tiene que contar con la aprobación del participante, quien debe conocer y aceptar la forma en que será enjuiciado. También es recomendable que sepa el día y hora en el que el par asistirá al aula para observar su desempeño. En segundo lugar, es fundamental que los pares que evalúen también participen del proceso siendo evaluados. Así, éste estaría comprometido  con la observación, ya que tendría que participar como evaluador y evaluado. En tercer lugar, antes de comenzar con la aplicación del proceso evaluativo, los participantes deben conocer las condiciones en que será implementado, además, exigir que que los resultados le sean entregados y usados formativa y no punitivamente, es decir, respetando ciertas nociones éticas compartidas por todos los implicados en el proceso de evaluación de desempeño en aula.

En síntesis, la evaluación de pares es una de las formas incluidas en el método 360º que permite evaluar  el desempeño del participante, además de formar al evaluador. Como ya he planteado, la observación de pares en aula tiene que contar con garantías que permitan al evaluador y al los participantes sentirse apoyados y respetados en el proceso, teniendo claridad en cuanto a los deberes y derechos que les son propios. En cualquier proceso evaluativo lo importante es la formación del profesorado y la mejora de los procedimientos de enseñanza-aprendizaje y no sólo la obtención de resultados.   


Referencias Bibliográficas

Bizquerra, R., Martínez, F., Obiols, M., & Pérez, N (2006). Evaluación de 360º: una aplicación a la educación emocional. Revista de Investigación Educativa, 187-203.


domingo, 4 de marzo de 2012

Relato de un viaje




“El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado. Pero una tormenta desciende del Paraíso y se arremolina en sus alas y es tan fuerte que el ángel no puede plegarlas. Esta tempestad lo arrastra irremisiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas sube ante él hacia el cielo. Tal tempestad es lo que llamamos progreso.”(Benjamin, Walter)

Con un amigo viajábamos en un Nit-Bus hacia el centro de la ciudad de Barcelona a encontrarnos con amistades para continuar con la tertulia que habíamos comenzado horas antes. Al subir al medio de transporte, nos sentamos frente a frente, apoyados en la ventana mirando hacia el exterior. De pronto, mi amigo me dice que cambiemos de puesto, no se siente cómodo en el lugar donde yace su cuerpo esquilmado por la ingesta de bebida (al igual que el mío), claro, la coca-cola tiene mucha droga. Le pregunto por qué se quiere cambiar de asiento y me responde que no le gusta estar de espaldas al avance del bus, es como no saber hacia dónde vas, no poder mirar lo que viene, dar la espalda al futuro, es como estar condenado a mirar constantemente el pasado, eso lo perturba y marea. Al escuchar su explicación, me pude ver mirando, al contrario de él, el futuro, lo que nos deparaba el avance hacia nuestro destino. Mientras él miraba alejarse el lugar y tiempo desde el que partimos, yo miraba cómo se acercaba el fin del viaje, él miraba lo recorrido y yo lo por recorrer. Pero claro, ambos desde nuestro presente localizado en el Nit-bus, desde y hacia un lugar.  Al igual que a él, a mí me incomodó mi posición del traslado en el presente del bus, y de pronto, sin decir más, cambiamos de puesto. Ambos quedamos en el lugar que queríamos, él mirando hacia el futuro y yo hacia el pasado, él más acelerado y yo más tranquilo, sin incomodidad, sin perturbación y sin mareo.

Continuamos el viaje y mi amigo, Benito, me comenzó a contar (por tercera vez) cómo había perdido su i-phone unas semanas atrás. La información que me entregaba era fragmentaria y, mediante preguntas, yo trataba de buscar en su memoria contextos, relaciones y tiempos que él pudiera recordar para organizar y configurar un relato coherente de lo vivido, ya que se presentaba difuso en su mente…

Una vez que llegamos al lugar de destino, Benito, le comenzó a contar la historia de la pérdida del i-phone a los comensales con los que nos encontramos. Al escuchar atentamente lo que relataba, percibí cada vez más coherencia en su construcción. Horas más tarde, nuevamente mi amigo relataba la historia a otros que llegaban a la relación, a nuestro contexto y al ineludible presente temporal que nos embargaba. Al hacer un recuento de las veces que había oído esa historia, no hice más que sonreír, habían sido por lo menos 10. Lo que me generaba risa no era las veces que había oído acerca de la pérdida, sino que nunca había escuchado la misma historia, siempre me encontré con distintos conceptos, configuraciones y entramados, por lo mismo, me agrada oír esa historia, ya que cada vez que me relaciono con ella me sorprende, y a pesar de que conozco los principales ejes que estructuran el relato, sé que algo distinto y nuevo aparecerá, al igual como sucede en las relaciones sociales, en los contextos educativos y, en definitiva, en la vida misma.



La evaluación institucional de centros educativos o universitaria

3. Gestión de la información a partir de búsquedas especializadas sobre evaluación educativa.


Evaluación docente


Los procesos de evaluación docente son empresas que buscan obtener una visión clara del desempeño de los profesores en distintas áreas de su labor. Para que este proceso tenga validez debe contar con el apoyo y compromiso tanto de los docentes como de los alumnos y directivos de los centros.

Existen diversas formas y enfoques para desarrollar este tipo de evaluación. Por lo general, independientemente de la visión reinante, se suele incluir en el proceso evaluativo la percepción de todos los implicados directamente. En la institución de educación superior técnico-profesional donde ejerzo la docencia, ya se ha asentado una cultura evaluativa donde toda la comunidad se compromete con su rol dentro del largo proceso. Los estudiantes saben que su opinión y percepción con respecto a sus maestros y asignaturas es fundamental, asumiendo la responsabilidad que les compete, ya que lo que dicen define gran parte de los resultados de la evaluación. Por otro lado, se evalúa el desempeño del docente en distintas áreas. En primer lugar, una evaluación administrativa (coordinación docente), donde se valora el cumplimiento de formalidades por parte del evaluado. En segundo lugar, la evaluación jerárquica, realizada por el director de carrera o de programa, donde se valora su idoneidad en la especialidad y en las metodologías utilizadas en el aula. Ésta, se desarrolla por varias vías, aunque la más importante es la observación de clases (video grabación incluida). Este proceso posee, sin duda,  fortalezas y debilidades. Lo positivo es que todos se comprometen con el proceso, los alumnos son considerados, los profesores saben cuándo y cómo serán evaluados; y si los resultados son negativos, la institución cuenta con departamentos de docencia encargados de apoyar cualquier tipo de necesidad del evaluado. Lo negativo, a mi parecer, es que no se ha integrado el sistema de auto-evaluación, por lo que la opinión de los docentes no es considerada de manera formal, a pesar de existir un feed-back por parte de los directores de manera no institucionalizada. Tampoco existe la figura de la evaluación de pares.

Si bien es difícil que se asiente una cultura evaluativa en un centro, una vez desarrollada requiere de una revisión y perfeccionamiento constante, evaluando lo que se ha realizado bien y mal, y trabajando hacia una mejora constante del proceso de valoración. En el caso planteado, reitero la idea de que se debería incluir tanto la evaluación de pares como la auto-valoración, pero claro, no como una práctica aislada, sino como una visión fundamental y formal dentro del proceso.

lunes, 20 de febrero de 2012

Racionalidad y racionalización



Entre racionalidad y racionalización hay distinciones evidentes, lo que no significa que no posean puntos de encuentro, principalmente en su origen. Es en el desarrollo de ambas, donde se distancian convirtiéndose en antagónicas.

Según lo leído en el texto de Morín, racionalidad es el juego dialógico incesante entre nuestro espíritu (y sus estructuras lógicas) y la realidad misma. Esta racionalidad, que es inherente al ser humano, trata de comprender y de entregarle significado y sentido lógico a la realidad, que es externa e inasible en cuanto a su sustancia. La racionalidad no se concibe como negativa, siempre y cuando se reconozca la imposibilidad que tiene la razón humana de acceder a los absolutos. El hombre, mediante sus atributos racionales lógicos, tiene que asumir las contradicciones, las paradojas, las subjetividades, es decir, las múltiples complejidades que pueden aparecer como barreras al desarrollo de su pensamiento lógico, principalmente en las ciencias humanas. En este sentido, cobra mucha coherencia la milenaria idea de que a medida que el hombre avanza en certezas, genera inevitablemente una serie de incertidumbres.

Por otro lado, la racionalización sería, a mi entender, la “pérdida de humildad del hombre” (científicos) en cuanto a su posibilidad de acceder al conocimiento del mundo real. Creyendo en la objetividad y perfección de sus conceptualizaciones y métodos, desecha, minimizando y simplificando, todo tipo de contradicciones o ideas alternativas porque escapan a las concepciones y regularidades exigidas por sistemas coherentes, perfectos e infalibles que permiten predecir eventos futuros. Claramente, el mundo de la ciencia teme a la llegada de nuevos descubrimientos que puedan poner en tela de juicio cualquier idea o realidad tenida por cierta y objetiva.

Para evitar el “delirio de la coherencia lógica absoluta”, el hombre, sin dejar de lado la racionalidad, debe someter sus ideas, leyes y certezas a una constante autocrítica basada en la experiencia, dejando que las contradicciones y cualquier tipo de incomprensibilidad de la realidad se manifiesten sin ser desechadas a priori. Recordemos que la creación de cualquier concepto, por muy científico que se considere, nace de un consenso (humano). Por tanto, estas estructuras lógicas que permiten el conocimiento de lo real, son externas a la compleja realidad sustancial del objeto o sujeto en cuestión.

viernes, 17 de febrero de 2012

Los resultados del proyecto PISA

1. Capacitat d’anàlisi i de crítica fonamentada, tècnicament i ètica, de models i experiències d’avaluació educativa, així com de la seva comunicació pública a diversos tipus d’audiències




En torno a las pruebas PISA


¿Será posible que mediante los resultados emanados de las pruebas PISA, los estados se sientan presionados por cambiar sus prácticas y políticas educativas solo para formar parte del selecto grupo de países que conforman la OCDE? Recordemos que PISA se preocupa rigurosamente de recoger el estado en que se encuentran los aprendizajes de estudiantes de 15 años por medio de pruebas competenciales de Lectura, Matemáticas y Ciencias, dejando de lado competencias que el mercado no considera dignas de ser medidas y mejoradas.

“PISA recoge, si bien con menos rigor muchas veces, muchísima información sobre las características de los estudiantes, las de sus familias y las de los centros. Los alumnos responden a un cuestionario sobre sí mismos y sobre sus familias. Los directores de los centros proporcionan información acerca del tamaño de los mismos, de las políticas de selección de alumnos, de las relaciones alumnos profesor, de las estrategias de apoyo o ayuda a los alumnos con dificultades de aprendizaje, etc.” (Carabaña, 2008)

Si bien PISA afirma recoger información cualitativa y del contexto en el que se enmarcan las mediciones, a mi parecer, lo hace solamente para saber cómo se pueden mejorar los contextos y las políticas para subir el nivel de acreditación en las competencias que a la OCDE le interesan: Lectura, Matemáticas y Ciencias. Así, puedo apreciar que para estos paladines al rescate de la educación no les preocupan competencias asociadas a las humanidades y a la expresión artística. En Chile, en los últimos años se ha experimentado un retroceso en cuanto a horas lectivas en asignaturas como filosofía, artes y educación musical, como si éstas no fueran parte importante de la formación de un niño, un futuro ciudadano. Joaquín Lavín, uno de los últimos ministros de educación, continuó con la misma práctica y en el año 2010 anunciaba una reforma que conllevaría una mejora en las pruebas tanto internacionales como internas. Más horas de Matemáticas y de Lengua, lo que no me parece en ningún sentido descabellado, pero al hacerlo en desmedro de horas lectivas de Historia y Ciencias Sociales, queda en evidencia que lo que se quiere conseguir con el sistema educativo es un consumidor y trabajador eficiente que pueda entender instrucciones y realizar procedimientos matemáticos pulcros y sin errores (cuerpos y mentes dóciles), y no posibilitar la generación de ciudadanos informados y críticos que puedan pensar y crear una sociedad más honesta y justa.

“… numerosos literatos que exhiben con impúdico orgullo su analfabetismo científico mientras lamentan la enajenación científica de un mundo que se aleja de las humanidades” (Carabaña, 2008)
Lo anteriormente expuesto no quiere decir que no se deban hacer mediciones de nivel competencial, sino que no se deben hacer pensando en objetivos puramente instrumentales que estén al servicio del mantenimiento y profundización de un sistema económico internacional en crisis de legitimidad. Cabe preguntarse en este sentido por quienes son los actores que participan en el levantamiento de las competencias que se les piden a los estados para poder acceder a un sitial en las grandes ligas de la economía mundial. Por lo menos en la institución donde trabajo (enfoque por competencias), las competencias que los estudiantes deben lograr son levantadas principalmente por agentes del mundo empresarial e ingenieril, donde los profesores y la comunidad brillan por su ausencia.

Antes de hacer cambios y reformas en el curriculum de los países siguiendo los ejemplos o exigencias de la OCDE y sus secuaces (FMI-BM), éstos se deben preguntar sinceramente en qué es lo quieren conseguir con la educación formal, si crear mano de obra para el mercado laboral, o bien posibilitar mediante el sistema educativo ciudadanos críticos, autónomos, solidarios y democráticos.  Pero PISA deja clara su visión de futuro con respecto a sus proyecciones, “el rendimiento de los mejores estudiantes de un país en matemáticas y materias afines puede tener implicaciones para el papel que el país pueda desempeñar en el sector de tecnología avanzada de mañana y para su competitividad internacional (Carabaña, 2008) Según esta cita del informe Pisa de 2005 para España percibo la notable diferencia entre los conceptos de competencia y competitividad. ¿Quiénes no entren en esta competencia competitiva se alejarán aún más de los beneficios que genera el desarrollo y la innovación tecnológica y científica?

Carabaña propone modos de hacer frente a los resultados de PISA para España. “Debemos, pues, mejorar, y PISA deja claro que podemos. Pero también nos enseña que la vía de la imitación está agotada. Parece que debemos abandonar la querencia irracional de las sendas ya transitadas e irnos abriendo nuestros propios caminos a base de ensayo, error, buen juicio y discusión racional.” (Carabaña, 2008)

Pero me gustaría ir un poco más allá y plantear que no se trata sólo de mejorar resultados, sino que también de cuestionarse con respecto a los objetivos revelados o por develar de los organismos internacionales que están detrás de estas mediciones que no hacen sino exacerbar las presiones y exigencias del mundo desarrollado hacia las economías más débiles. ¿Si no se hacen estos cuestionamientos es posible que haya una autodeterminación de los estados, decidiendo democráticamente y de forma transparente los caminos a seguir para lograr no solo la mejora de los resultados de mediciones, sino que del sistema educativo y de la sociedad en su conjunto?

Bibliografía

Carabaña, J. (2008). Las diferencias entre países y regiones en las pruebas PISA. Madrid.

viernes, 10 de febrero de 2012

Formación política permanente del profesorado


La formación política permanente del profesorado se vuelve urgente en el momento en que son los estudiantes (caso chileno) quienes detienen su proceso educativo, se mantienen en paro, tomándose las escuelas y universidades, manifestando en las “grandes alamedas” su intención de cambiar completamente no sólo el sistema educacional, sino que el modelo político-económico imperante desde hace más de 30 años. Éste, que no está a la altura de las necesidades de ciudadanos-habitantes de un mundo cambiante y, por lo demás, tremendamente injusto para con los más desposeídos, no puede salir ileso e incólume de una exigencia de tal envergadura.
La formación permanente del profesorado debe apuntar hacia el desarrollo, entre otras aristas, de la educación en derechos. ¿Cuántos profesores en Chile conocen realmente la Carta Constitucional de la República, con los derechos, deberes y garantías de todo ciudadano? Creo que la respuesta no es muy alentadora. Este docente, lo quiera o no, se convierte en un factor de una importancia capital en la reestructuración del sistema educativo. He aquí la oportunidad de ser actor de los procesos de cambio por los que tantos años se ha clamado. ¿Quién más competente que el profesor para proponer mejoras en su propia formación, sea ésta individual, grupal, institucional o planificada centralmente?
En primer lugar, hay que reposicionar al profesor en el sitial de importancia del que nunca debió ser desplazado, exigiendo que se respete y reconozca su rol en el mejoramiento de la sociedad, sin dejar de lado la necesidad de poseer condiciones laborales que no atenten contra su propia integridad física y mental (stress). Además, por qué no realizar reivindicaciones salariales congruentes con la responsabilidad social que se le exige. El esfuerzo individual de formación realizado durante años por los docentes y el compromiso con el avance de los aprendizajes del alumnado, al parecer, ha brindado sus frutos: los estudiantes lo dicen claramente. Hay un sistema que en las condiciones actuales es insostenible.
Los estudiantes están en las calles. Sólo falta que los profesores se sumen a la coyuntura como se debe: protagonizando y proponiendo, junto a los estudiantes, las mejoras y los cambios necesarios para hacer de Chile un país más educado y más justo.
¿Seguiremos esperando que el deslegitimado Colegio de Profesores nos represente? ¿O que la CUT* hable por nosotros?
¡Estamos indignados!
*Central Unitaria de Trabajadores, cuyo presidente culpó a los Profesores de Filosofía de incentivar en los estudiantes la violencia y la subversión.